Tener emociones negativas es parte de la vida. Todos llegamos a pasar por momentos duros de estrés, miedo, ansiedad y tristeza. Pero aunque es inevitable que experimentemos emociones negativas de vez en cuando, es necesario aprender a manejarlas correctamente para mantener nuestra salud y bienestar.
Los dos puntos principales en los que nos vamos a enfocar son: Número 1: Toda emoción tiene una razón de ser que podemos comprender, asimilar y aceptar. Y número 2: Debemos aprender a no permitir que nuestras emociones se conviertan en acciones negativas, que nos lleven a perder a un amigo, ser despedido del trabajo o herir a las personas que amamos.
Por todo esto, veamos ahora cómo tú puedes gestionar y controlar las emociones negativas de forma adecuada.
Todos llegamos a tener emociones negativas por diversas razones. Quizá cuando nos sentimos abrumados, ansiosos, tristes o enfadados. Tal vez reaccionamos ante una situación que nos molesta o nos preocupa. Sea cual sea el motivo, es normal tener emociones negativas de vez en cuando. Y estas emociones negativas pueden ser difíciles de manejar, pero hay algunas cosas que puedes hacer para hacerlas más llevaderas.
En primer lugar, intenta identificar por qué te sientes así. Una vez que conozcas la causa, puedes empezar a trabajar en una solución. Si te sientes abrumado, por ejemplo, mira si hay algo que puedas hacer para simplificar tu vida con sistemas de trabajo, recordatorios y notas. Si tienes ansiedad, prueba algunas técnicas de relajación. Y si estás triste, permítete lamentarte y luego busca el lado positivo.
Recuerda que las emociones negativas son una parte normal de la vida que no podemos suprimir. Pero pueden enseñarnos algo sobre nosotros mismos.
Se dice que el estado emocional de una persona puede ser contagioso. Así que si estás cerca de alguien que siente emociones negativas, es probable que tú también empieces a sentirlas. Por eso es importante saber cómo controlarlas. Vayamos a los pasos que puedes poner en práctica para controlar tus emociones negativas y desarrollar un estado de ánimo más positivo.
1. Reconoce tus emociones, no intentes reprimirlas.
Reconocer que te sientes enfadado, triste o frustrado es el primer paso. Para reconocer tus emociones, primero tienes que ser consciente de ellas. Presta atención a cómo te sientes a lo largo del día e intenta etiquetar tus emociones a medida que las sientes. Una vez que seas más consciente de tus emociones, será más fácil reconocerlas.
Si te sientes feliz, reconoce que lo estás. Si te sientes triste, acéptalo. Reconocer tus emociones no significa que tengas que pensar en ellas todo el tiempo, dejarte llevar o intentar cambiarlas. Simplemente significa reconocerlas y aceptarlas como parte de tu experiencia actual. Esto te ayudará a sentirte más en control, y también a comunicar tus emociones de forma más eficaz a los demás.
2. Identifica el origen de tus emociones.
Si sientes emociones cuyo origen no puedes identificar, no te preocupes, no estás solo. Muchas personas tienen problemas para identificar el origen de sus emociones, especialmente si son negativas. Sin embargo, hay algunas recomendaciones que puedes seguir.
En primer lugar, presta atención a tu cuerpo. ¿Cómo te sientes físicamente? ¿Tienes una opresión en el pecho o un nudo en el estómago? Estas sensaciones físicas pueden ser pistas de lo que estás sintiendo emocionalmente.
En segundo lugar, piensa en lo que está ocurriendo en tu vida. ¿Has experimentado recientemente una pérdida, una ruptura o un cambio considerable en tu vida? Éstas pueden ser fuentes importantes de emociones.
En tercer lugar, presta atención a tus pensamientos. ¿En qué piensas justo antes de sentir la emoción? Esto puede ser una pista de lo que la está causando.
Por último, si sigues teniendo problemas para identificar el origen de tus emociones, puede ser útil hablar con un terapeuta. Un terapeuta puede ayudarte a explorar tus emociones y averiguar de dónde vienen.
Una vez que sepas qué está causando tus emociones negativas, puedes empezar a abordar el problema.
3. Sé consciente de tus pensamientos.
Si te centras constantemente en pensamientos negativos, sólo conseguirás amplificar tus emociones negativas. Así que intenta centrarte en pensamientos positivos.
La atención plena es la práctica de prestar atención a propósito al momento presente, sin juzgar. Esto significa ser consciente de tus pensamientos, sentimientos y sensaciones en el momento presente. Parece sencillo, pero puede ser difícil de llevar a cabo, sobre todo si estás acostumbrado a dejar que tu mente divague.
He aquí algunos consejos para ayudarte a ser más consciente de tus pensamientos:
** Identifica qué tipo de pensamientos tienes.
Esto puede parecer obvio, pero es importante ser consciente de tus pensamientos mientras se producen. Presta atención al contenido de tus pensamientos, así como a la forma en que te hacen sentir.
** No juzgues tus pensamientos.
Es importante recordar que los pensamientos son sólo pensamientos, no son necesariamente exactos o verdaderos. Sólo porque tengas un pensamiento no significa que tengas que creerlo.
** Suelta tus pensamientos.
Si te encuentras atrapado en un pensamiento, suéltalo suavemente y vuelve a prestar atención al momento presente. No intentes forzar tus pensamientos, ya que esto sólo los hará más persistentes.
** Acepta tus pensamientos.
Algunos pensamientos pueden ser desagradables, pero es importante aceptarlos como parte de tu experiencia. Reconoce tus pensamientos, pero no te apegues demasiado a ellos.
**Concéntrate en tu respiración.
Cuando veas que tu mente divaga, vuelve a centrar tu atención en la respiración. Concéntrate en la sensación de inhalar y exhalar. Esto te puede ayudar a conectarte con el momento presente.
**Practica con regularidad.
La atención plena requiere práctica, así que no te desanimes si te resulta difícil al principio. Como cualquier otra cosa, se hace más fácil con el tiempo y la práctica regular.
La atención plena puede ser una herramienta útil para gestionar tus pensamientos. Prestando atención a tus pensamientos, puedes aprender a dejar de lado los que son dañinos o inútiles. Con la práctica, puedes desarrollar una relación más consciente con tus pensamientos.
4. Practica la autocompasión y sé más tolerante contigo mismo.
Todo el mundo comete errores y siente emociones negativas de vez en cuando. Castigarte a ti mismo sólo empeorará las cosas.
La autocompasión es una práctica que puede ayudarnos a calmarnos y reconfortarnos cuando experimentamos emociones difíciles. Puede ser útil en momentos de estrés, ansiedad y tristeza. Cuando somos autocompasivos, nos damos a nosotros mismos el cuidado y la comprensión que le daríamos a un buen amigo.
He aquí algunas formas de practicar la autocompasión:
** Habla contigo mismo de forma amable y comprensiva.
Cuando te sientes mal, puede ser fácil ser duro contigo mismo. Pero, de la misma manera que consolarías a un amigo que está pasando por un momento difícil, puedes consolarte a ti mismo con palabras amables que te den aliento.
** Date un respiro.
Todos cometemos errores y somos imperfectos. Cuando te sientas mal por algo que has hecho, no te agobies. Recuerda que todo el mundo es humano y todo el mundo comete errores.
** Ten en cuenta tus pensamientos.
Cuando sientes emociones negativas, puede ser fácil quedar atrapado en una espiral de pensamientos negativos. Pero, al igual que hablarías con tu amigo de un patrón de pensamiento negativo, también puedes hablar contigo mismo para salir de él.
** Cuida de ti mismo.
Cuando te sientas estresado, ansioso o deprimido, es importante que te cuides. Esto puede significar tomarse un descanso del trabajo, hacer algo de ejercicio o pasar tiempo con los amigos y la familia.
5. Busca ayuda profesional.
Si te resulta difícil hacer frente a tus emociones, puede ser útil buscar ayuda profesional. Un terapeuta puede ayudarte a entender y trabajar tus emociones de forma saludable. Así que no dudes en acudir con un profesional de la salud mental.
Los problemas de salud mental pueden incluir la depresión, la ansiedad, el trastorno de estrés postraumático (TEPT), los trastornos alimentarios y otros. Aunque es importante hablar con amigos y familiares sobre tus experiencias, la ayuda profesional puede proporcionarte las herramientas que necesitas para gestionar tus dificultades de salud mental.
Hay varias formas de buscar ayuda profesional. Puedes acudir a un profesional de la salud mental en una consulta privada, a una clínica de salud mental o a un hospital. También puedes llamar a una línea de ayuda, como la línea de vida para la prevención del suicidio en tu país.
Si no estás seguro de por dónde empezar, puedes pedir a tu médico de cabecera que te derive a un profesional de la salud mental. También puede pedir recomendaciones a amigos y familiares. Una vez que tengas una lista de posibles profesionales, puedes investigarlos para ver si son adecuados para ti.
Cuando estés preparado para buscar ayuda profesional, es importante que seas sincero con el profesional sobre tus experiencias y síntomas. Esto le ayudará a proporcionarte la mejor atención posible.
Es importante controlar nuestras emociones porque, si no lo hacemos, acabarán controlandonos y provocándonos sufrimiento. Nuestras emociones son como un animal salvaje que hay que domar. Si no lo domamos, se desbocará y nos arruinará la vida.
Pasa a la acción ahora y aplica estos pasos para manejar las emociones negativas, y promover en su lugar los sentimientos positivos que te permitan compartir tu felicidad con los demás.