¿Has pensado en lo agradable que sería si todos nos esforzamos por ser amables y generosos unos con otros?
Hay personas que se la pasan pensando en cómo tener más y recibir más de los demás, porque erróneamente piensan que así van a encontrar la felicidad. Pero está comprobado que una de las mejores maneras de lograr una vida llena de satisfacción y felicidad, es dar apoyo y amor a los demás.
Ser amable es una fortaleza del carácter que tú puedes desarrollar, ya que te permitirá construir relaciones positivas, tener mayores oportunidades y mayor significado en tu vida.
A continuación te voy a compatir siete pasos que te ayudarán a demostrar amabilidad y generosidad a través de tus actitudes, palabras y acciones.
“La bondad comienza por entender que todos estamos enfrentando nuestras propias batallas.”
— Charles Glassman
Aunque hay gente que relaciona la bondad con alguien que es ingenuo o débil, en realidad no es así. Ser amable y bondadoso es una habilidad social que requiere coraje, autocontrol, generosidad y fortaleza de carácter.
Varios estudios científicos han demostrado que dedicar recursos a los demás en vez de tratar de acumular cada vez más para uno mismo, produce un bienestar duradero. La bondad hacia el otro es el predictor más importante de la satisfacción y la estabilidad en los matrimonios. Y muchas universidades, incluyendo Harvard, ahora están tomando en cuenta los razgos de amabilidad en sus solicitudes de admisión.
Ser bondadoso es bueno tanto para ti, como para las personas a tu alrededor. Estudios recientes apuntan a algo que ha sido intuitivamente conocido durante generaciones: Dar y recibir amabilidad y bondad ayuda a promover la buena salud y el bienestar general.
Además, ser amable no tiene por qué costar dinero. Puedes simplemente darte a ti mismo, tal vez ofreciéndote a cuidar a alguien, dando un cumplido sincero, o simplemente siendo educado y considerado con los demás.
La bondad produce un “efecto dominó” que pasa de un individuo a otro, y que se extiende y se esparce, con efectos positivos en una gran cantidad de personas. Sólo tenemos que esparcir amabilidad en nuestras comunidades siendo generosos, no sólo durante épocas especiales, sino todos los días del año.
Implementa en tu vida la bondad poniendo en práctica los siguientes pasos, y descubrirás que tus buenas acciones pueden ser contagiosas, y te puede llevar a ti y a los que te rodean a lograr una mayor plenitud y satisfacción.
1. Practica la gratitud y mantente positivo.
La gratitud es más que un sentimiento, es un acto. Docenas de estudios han demostrado que la gratitud es buena para ti, porque cambia tu perspectiva casi inmediatamente, y las recompensas siguen creciendo a medida que la practicas. La gratitud te ayuda a sentirte más positivo, mejora tus relaciones con los demás, fomenta la compasión y aumenta los sentimientos de felicidad.
Haz un esfuerzo para reconocer todas las pequeñas cosas positivas que suceden durante tu día. Escríbelas en un diario, toma fotos inspiradoras y escribe sobre ellas, o haz cualquier cosa que te ayude a reconocer y recordar estas pequeñas cosas por las que estás agradecido. Por ejemplo, si tus panqueques de arándanos resultaron ser perfectos, o si el tráfico hacia el trabajo fue muy ligero, o si tu amigo te hizo un cumplido por tu ropa… ¡Acumula esos pequeños detalles en tu diario de agradecimiento!
Como seres humanos tendemos a concentrarnos en las cosas negativas y a dejar que las cosas positivas se nos pasen de largo. Por eso, cuando notes algo positivo en tu vida, dedícale un poco de tu atención y conviértelo en algo memorable. Por ejemplo, si ves un hermoso jardín con muchas flores durante tu caminata matutina, detente un momento y di: “Este es un momento hermoso, y quiero recordar lo agradecido que me siento por ello.” Trata de tomar una foto mental del momento para que puedas recordar esos detalles más tarde, cuando estés pasando por un momento difícil o alguna experiencia negativa.
Tener ropa limpia para usar o una cama suave y cómoda para dormir pueden ser pequeños detalles por los cuales sentirte agradecido. No todas las cosas buenas en la vida son obvias, por lo que debes estar atento. Agradece a las personas lo que hacen por ti. Desde actividades que alguien de tu hogar hace, como mantener la casa limpia o preparar la comida, hasta las atenciones que recibes cuando vas de compras o a desayunar a un restaurante.
Aún cuando la persona que atiende el supermercado o restaurante puede estar de malas, en tus manos está la decisión de ser agradecido y esparcir amabilidad a todos los seres humanos con quienes interactúas. Piensa que no es que les estés haciendo un favor a ellos, sino que lo estás haciendo para sentirte bien contigo mismo.
Ser positivo te ayuda a mantenerte feliz, incluso si estás teniendo un mal día. Una sonrisa mejora tu perspectiva y hace que la gente piense que eres una persona segura de sí misma y feliz.
2. Se amable primero contigo mismo.
La realidad es que por lo general somos nuestro peor y más duro crítico y tendemos a ser muy negativos con nosotros mismos. Entender esta verdad es importante porque para ser amables con los demás, primero necesitamos ser amables con nosotros mismos.
Rodéate de personas positivas que te ayuden a sentirte bien. Date tiempo para procesar emociones y situaciones difíciles. Evita herirte a ti mismo cuando sientas decepción, arrepentimiento, pena o enojo. Aprende a reírte de ti mismo de vez en cuando. Ríete de tus errores tontos, aprende de ellos y déjalos ir.
No compares tus peores momentos con los mejores de otros, porque no es una comparación justa. Aprecia lo bueno que logran los demás y deja que eso te inspire en lugar de deprimirte.
Ten en mente que cometer errores es normal. Así que evita juzgarte a ti mismo por tus errores o por tus peores momentos, y reflexiona en el aprendizaje que puedes obtener de ellos. Si tienes algún mal hábito que quieres cambiar o aún no has alcanzado tus metas, sé paciente contigo y recuerda que los cambios importantes llevan su tiempo.
Ser amable contigo mismo es una de esas cosas que suenan fáciles pero que en realidad son muy difíciles en la práctica. Para volver la generosidad hacia adentro, haz actos que te permitan apreciarte, reflexionar y crecer. El crecimiento, en cualquiera de sus formas nunca es fácil. Se necesita paciencia y persistencia. La autocompasión es un recordatorio que necesitamos más de una vez al día.
3. Actúa generosamente, sé amable y considerado con los demás.
Actuar generosamente le permite a tu cerebro liberar casi un cincuenta por ciento más de oxitocina, que es la sustancia química que hace que te sientas bien. Este componente químico que producimos en ocasiones especiales, también es conocido por aumentar la creatividad, el sistema inmunológico y la habilidad para resolver problemas. ¿Te das cuenta cómo algo tan pequeño como dedicar tu tiempo y tu atención a una conversación, puede estimular tu estado de ánimo y transmitir buenas vibras a ti y a quienes te rodean?
A veces, podemos quedar atrapados en nuestras propias necesidades y deseos y podemos olvidar que hay otras personas a nuestro alrededor que pueden ser lastimadas u ofendidas por nuestras palabras o acciones. Pero ser considerado significa tomarse el tiempo para pensar en cómo se sienten los demás y ponerse en el lugar de la otra persona, buscando implementar siempre el famoso “ganar, ganar.”
Sonreír y mirar a la gente a los ojos es una de las formas más simples de difundir la bondad, ¡y además es gratis! Sé generoso y auténtico con tu sonrisa. Este sencillo gesto puede alegrar tu día y el de las personas en tu entorno.
Otra manera de ser generoso es abrir o mantener las puertas abiertas para que otras personas pasen. Ofrece tu ayuda si ves a alguien con las manos ocupadas, por ejemplo, una persona mayor cargando muchos objetos. Si ves a alguien más compitiendo por el mismo espacio de estacionamiento, permite que se lo quede. Siempre hay espacio y tiempo para todos.
Al conducir tu automóvil, hazlo con cortesía. Recuerda que la seguridad es primero. Usa tus intermitentes cuando se supone que debes hacerlo, y usa el claxon con moderación, sólo cuando realmente sea necesario alertar a alguien. Mantén suficiente distancia entre tu auto y el que está frente a ti. Trata de no bloquear ningún acceso con tu vehículo, evita cambiar abruptamente de carril y se considerado con los demás.
Los buenos modales son primordiales para que la gente se sienta a gusto. Trata a los demás con respeto, tan bien, o incluso mejor de lo que te gustaría que te trataran a ti. Usa palabras como “por favor”, “gracias” y “con permiso”. Evita enojarte con los vendedores en las tiendas o los meseros. Si necesitas quejarte, pregunta por el gerente y presenta la queja de manera clara y tranquila.
Tener tacto es una parte importante de ser considerado. Al expresar tu punto de vista, haz lo posible por no ofender a las personas que te rodean. Aprende a dar retroalimentación o a hacer crítica de una manera amable y reflexiva, sin causar ningún sentimiento hiriente. Esto lo puedes lograr destacando de manera objetiva lo que se hizo bien y las acciones que pueden ser mejoradas, sin señalar negativamente a la persona.
4. Realiza tres actos de bondad todos los días.
“No podemos ayudar a todos, pero todos podemos ayudar a alguien.” — Ronald Reagan.
En un estudio reciente se asignó a un grupo de participantes a realizar al menos un acto de bondad diario durante una semana, mientras se midieron sus niveles de felicidad antes y después de los siete días de bondad. Los investigadores encontraron que ser amables con nosotros mismos o con cualquier otra persona, incluso con un extraño, y hasta observar activamente la bondad a nuestro alrededor estimula la felicidad.
Un acto amable de un extraño puede tener a menudo un impacto más significativo en tu día que la amabilidad de amigos cercanos y familiares. Difunde la bondad en el mundo haciendo algo bueno por alguien a quien no conoces, sin buscar reconocimiento. Realizar tres actos de bondad, puede enriquecer en gran medida tu vida.
Algunos ejemplos de actos de bondad pueden ser:
- Hacer un cumplido genuino.
- Visitar a alguien en el hospital.
- Pagar el café o el almuerzo de alguien, si te es posible.
- Ceder tu asiento en el transporte público a una persona mayor.
- Regalar ropa y zapatos que no uses.
- Ofrecerte a ayudar a alguien con una tarea escolar o con un poco de investigación.
- Donar o convertirte en voluntario de una buena causa.
- Escuchar con mucha atención cuando alguien te cuente sus penas o problemas. Entre muchos otros.
Los mayores actos de bondad son los que se dan gratuitamente, porque te preocupas por otra persona y quieres que sea feliz. La bondad en sí misma es tu propia recompensa, por lo que mejorará tu sentido de bienestar y felicidad sin importar qué tan grande o qué tan pequeña sea la acción que realizas. Así que si haces un favor a un familiar o amigo, no se lo cobres diciendo: “Me debes una.”
¿Y qué tal si vas más allá? ¿Qué tal si te desafías a ser amable y gentil con una persona a quien otros pueden considerar que no se lo merece?
Siendo honestos, tal vez lo último que quieres darle a una persona antipática, es tu amabilidad. Por lo general cuando alguien nos hace comentarios groseros o actúa de manera hiriente hacia nosotros, la venganza puede ser muy tentadora. Sin embargo, realmente no hay satisfacción más completa, que la de ser una gran persona.
Así que respira profundamente y con calma. Si la persona acaba de decir o hacer algo malo contra ti, es importante que estés calmado y evites reaccionar. En el calor del momento, es fácil decir palabras duras y reaccionar con enojo. Elige tus palabras con mucho cuidado. Habla despacio y con calma. Esta actitud y tu comportamiento, pueden llevarte a obtener aliados, soluciones y resultados en vez de drama, discusión y tragedia.
Recuerda que tú no tienes control sobre las palabras y acciones de los demás, pero sí sobre las tuyas. Al ser amable con todas las personas, sin importar que puedan no merecerlo, te conviertes en una persona con gran autocontrol, integridad y compasión.
El punto es romper el ciclo. Las personas amargadas actúan mal con los demás, con la justificación de que otros han sido malvados con ellos. Pero si tú si les ofreces una amabilidad que no reciben a menudo, podrías romper esta cadena de eventos, y hasta podrías hacer una gran diferencia para que ellos logren hacer un cambio positivo con el tiempo.
Y si aún así no tienes ganas de ser amable con alguien, hazlo por tu salud. Ser una persona malhumorada y grosera afecta tu salud. ¡No dejes que otra persona tenga el poder de hacerte enfermar! El enojo puede aumentar el riesgo de ataques cardíacos y otros problemas cardiovasculares. Por otro lado, los estados de felicidad se han correlacionado con un mejor funcionamiento inmunológico.
Sólo recuerda tener cuidado y aplicar el sentido común si algún extraño te pide ayuda en una calle sola o un estacionamiento vacío. Es mejor acudir a una zona poblada y avisar que hay alguien que necesita ayuda.
Tómate el tiempo para identificar y reconocer las cosas que tienes en común con las personas que te rodean. Trata de comprenderlos y pensar:
- “Esta persona sólo quiere ser feliz… igual que yo.”
- “Esta persona está tratando de evitar el sufrimiento en su vida… igual que yo.”
- “Esta persona ha estado en problemas, triste y deprimida…”
Incorpora los más pequeños actos de bondad en tu vida diaria y nota los resultados positivos. El efecto Mariposa en la Teoría del Caos afirma, que un pequeño evento en una región del mundo puede tener un efecto muy grande en otra parte distante.
5. Sé optimista y ofrece palabras de aliento.
Dar palabras de aliento y apoyo a los demás, aún a través de los desafíos, la desesperación y la crueldad que vives y experimentas en el mundo, puede reforzar tu sentido de fe en la humanidad. Y al ser optimista, mantienes tu sentido del humor activo, lo que te asegura que no te tomarás a ti mismo demasiado en serio para que puedas ver los momentos difíciles de la vida con buena fe.
No siempre es fácil ser optimista, especialmente cuando has tenido un día horrible. Pero con suficiente práctica, cualquiera puede cultivar el optimismo enfocándose en lo positivo en lugar de lo negativo, pensando en cosas felices en el futuro, y viviendo una vida que está llena de más alegría que de tristeza.
Ofrecer palabras de aliento a una persona en el momento adecuado puede hacer una gran diferencia. Elige una frase célebre o un verso edificante. Trata de decir algo alentador y sin prejuicios cuando notes que alguien está decaído.
“La bondad inesperada es el agente más poderoso, menos costoso y más subestimado del cambio humano.” — Bob Kerrey
Ser amable no sólo tiene un efecto directo en los demás, sino que también tiene un impacto positivo en ti.
6. Recuerda que todo el mundo está luchando una batalla.
Todas las personas están pasando por algún reto y a veces, es demasiado fácil para nosotros ignorar esto cuando estamos envueltos en nuestros propios problemas o enfadados contra otras personas.
Incluso cuando te sientas peor, recuerda que otras personas también están viviendo incertidumbre, dolor, dificultades, tristeza, decepción y pérdida. De ninguna manera esto menosprecia tus propios sentimientos, pero sí te permite darte cuenta de que la gente a menudo reacciona a partir de su dolor, en lugar de su razonamiento. Y la bondad es la clave para ver más allá de nuestras emociones negativas.
Antes de cometer una acción que podría impactar negativamente a alguien más, hazte una pregunta sencilla: “¿Hacer esto es amable?” Si no puedes responder afirmativamente, toma un tiempo para respirar, calmarte y pensar en cuál puede ser una mejor respuesta.
Para desarrollar una mejor compasión por los demás, debes practicar la autocompasión y aprender a calmarte a ti mismo cuando sea necesario. Cuando alguien te decepciona, recuérdate a ti mismo que la gente lucha silenciosamente por muchas razones. No te apresures a enfadarte o guardar rencor. Piensa que la otra persona pudo haber pasado por algo inesperado. Ten en cuenta que todos cometemos errores y que puede haber varias razones que expliquen el comportamiento de los demás.
Haz un compromiso al principio de cada día para no juzgar a nadie. Recuerda que no eres el único que la pasa mal.
7. Desarrolla el poder de la bondad.
Muchas personas desean ser descubiertas para convertirse en la siguiente estrella de la música y el cine, o para ganar mucho dinero y ser el siguiente multimillonario. Muchos piensan que una de estas opciones es la llave para la felicidad total. Pero aún cuando algunos alcanzan sus sueños, luego extrañan su vida anterior porque subestiman las trampas que la fama, la celebridad y la riqueza, traen consigo.
La verdad es que el planeta no necesita más súper estrellas. Nuestro planeta necesita desesperadamente gente de paz, voluntarios, constructores, realizadores de sueños y personas amorosas. Nuestro mundo necesita gente positivamente comprometida con su comunidad; personas con valores morales, dispuestas a luchar para que nuestra civilización sea cada vez más próspera, más humana y más compasiva.
La bondad se origina a través de actos sencillos de amabilidad, y evitando hacer daño a cualquier otro ser vivo o al entorno. Además, la amabilidad aumenta tu felicidad y desacelera el proceso de envejecimiento.
Recuerda que no es necesario minimizarte o devaluarte ante los demás para ser generoso, sólamente tienes que practicar la bondad mientras muestras una integridad sólida. Tú puedes ser asertivo y amable aún cuando otros estén tratando de sacar provecho de tu bondad.
Aunque sencilla, la capacidad de ser amable en sí misma es una recompensa poderosa y reconfortante, que además estimula nuestra estima propia.
¿Qué otros gestos de amabilidad has compartido con los que te rodean?
Imagina lo gratificante que sería para ti ir a dormir cada noche con una sonrisa de satisfacción sabiendo que aportaste algo positivo a la vida de alguien más.
Tú puedes ser el cambio que quieres ver en el mundo. Todo lo que tienes que hacer es sonreír, ser positivo y esforzarte por ser considerado con los demás.
Platón tenía mucha razón cuando dijo: “Sé amable, porque todas las personas con las que te encuentras están peleando una dura batalla.”
Hay muchas maneras de ser amable y muchas oportunidades para llevar a cabo actos de bondad. Y aunque a veces se necesita un gran esfuerzo para poder tratar a los demás con amabilidad, a través de la práctica constante puedes empezar a ver la amabilidad y la bondad como virtudes de tu carácter que vale la pena cultivar.
En tu interior encontrarás las cualidades que necesitas para mostrar cortesía, consideración y amor hacia los demás. Esfuérzate por ser amable y bondadoso, una acción a la vez, una persona a la vez. De esta manera, le darás más sentido a tu vida y podrás generar alegría para ti y las personas que te rodean; y así juntos logremos crecer como humanidad.