Las emociones siempre están presentes en el día a día de la mayoría de nosotros. Por eso es inevitable no sentir algo frente a las diversas situaciones que pasan a lo largo de tu día. Debido a esto, es buena idea aprender a mejorar el control sobre las emociones y los sentimientos.
Tener autocontrol significa saber utilizar una poderosa fórmula, con la cual podrás llevar a cabo aquello que te propongas. Es una excelente manera de conocerte, tenerte paciencia y controlarte, que sin duda te traerá beneficios y un gran aprendizaje que te permitirá convertirte en una mejor versión de ti mismo.
¡Ven, vamos a aprender a navegar en el mar de las emociones!
Un Mar de emociones.
La felicidad no es un estado permanente, y quieras o no, siempre aparecerán obstáculos en tu vida. Incluso, sentirás en ocasiones que tus problemas son como un acertijo que no tiene solución, tan grandes como un rascacielos o tan profundos como un precipicio.
Por consiguiente, cuando te encuentras encarando un mal momento o pasando una complicada etapa de tu vida, las emociones tienden a estar a flor de piel. Tristemente, las emociones negativas no son buenas consejeras, y más de alguna seguro te ha llevado a decir o hacer cosas de las que luego te arrepientes.
Identificar el sentimiento que surge y te envuelve en una situación compleja, te permite tomar una mayor libertad de análisis, y gracias a eso, una mejor elección de acción frente a las adversidades. Con esta información tú podrás disfrutar de un mejor modo de vida si sigues estos tips que te voy a dar para navegar en el mar de emociones y sentimientos.
1. Une tu cuerpo y mente
En tiempos donde las circunstancias son conocidas, predecibles y estables es normal que te sientas relajado y seguro. Sin embargo, algunas veces la vida es un mar bravo de emociones en el que debes enfrentar diferentes situaciones y muchas de ellas no te serán nada agradables. La primera cosa para gestionar positivamente tus emociones es ser consciente, tan claramente como te sea posible, del momento en el que te estés encaminando a perder el control de ti mismo. Darte cuenta en el momento cuando tu mente pierde la tranquilidad, cuando empiezas a sentir enojo, pánico, estrés excesivo o ansiedad, es una de las primeras claves. Para lograr esto, te recomiendo que observes cómo es tu reacción física, si tu ritmo cardiaco aumenta, si se tensan tus músculos o comienzas a sudar; pues todas estas características son señales de que tus emociones están empezando a controlarte.
Para mejorar está situación, la táctica de la respiración profunda es muy buena porque te ayuda a mantener la calma. Si estás en posición de tomarte unos minutos para ir al baño o un lugar privado, puedes hacer lo siguiente: pon tu mano sobre tu pecho y lleva la otra mano hacia el tórax, mientras inhalas y exhalas lentamente. Cuenta entre 6-10 respiraciones profundas por minuto.
Concentrarte en las sensaciones físicas para volver a tomar el control emocional es una estrategia concreta en la que puedes involucrar tus cinco sentidos. Enfoca tu atención en describir el entorno donde te encuentras, pero hablando en voz alta y mirando cada cosa con detalle. Incluso, puedes comentar sobre los olores y sabores que percibes en ese momento, o también puedes tocar objetos para involucrar el sentido del tacto. Esta es una manera de contrarrestar la carga emocional, y puede ayudar a tu mente a retomar la concentración.
Ubica los puntos de tensión de tu cuerpo y trata de relajar esos músculos que se encuentran tensos. Esta relajación muscular intencional puede contribuir en gran medida a estabilizar considerablemente tanto tu cuerpo como tu mente.
También puedes cerrar los ojos y visualizarte en un lugar ideal, donde te sientas seguro y tranquilo, puedes imaginarte estar en la playa o en la montaña. La importancia de este ejercicio radica en liberar la tensión y crear una sensación de calma en ti, visualizando imágenes, sonidos y hasta olores y texturas agradables que puedas palpar en tu mente.
Crear un libro o una caja donde puedas guardar objetos que te recuerdan a momentos felices como fotos, frases inspiradoras, cuentos, una figura de acción o cualquier otro elemento que te resulte reconfortante es una forma de avivar sentimientos positivos.
2. Enfrenta tus Sentimientos.
Aprender a identificar tus emociones es un paso importante porque para regular tus sentimientos es necesario que desarrolles la habilidad del autoconocimiento emocional y te preguntarás ¿Cómo se hace esto? Con paciencia, comprensión y haciéndote consciente de lo que sientes. Trata de identificar por nombre tus sentimientos en voz alta, por ejemplo. “Estoy sintiendo inseguridad, me pregunto de donde proviene.”
Evita ignorar tus emociones, ya que intentar reprimir lo que sientes y no darle la importancia necesaria trae consecuencias negativas para ti en el futuro. Es decir, cuando tengas una nueva temporada complicada en tu vida, posiblemente ese sentimiento que te estaba rumiando en el pasado y no pudiste aliviar satisfactoriamente volverá otra vez a tu presente. Para hacerle frente a esto, es recomendable que te tomes un tiempo para reflexionar, identificar y darle nombre a ese sentimiento, mientras ejercitas tu curiosidad. ¿Por qué reaccioné de esa manera en esa ocasión? Dedícale algunos minutos a ese sentimiento, por ejemplo, puedes expresarlo a través de escribir tus pensamientos en un diario, dar un paseo, hacer actividades físicas, desahogarte con un amigo o tomarte un momento a solas para llorar. Liberar para liberarte.
No te dejes llevar por las emociones, pero tampoco trates de dominarlas. Mejor utiliza tu curiosidad y trata de mantener una distancia entre tus pensamientos y tus emociones. Piensa en lo que puedes hacer para abordar tus preocupaciones, enfocándote desde una postura reflexiva y serena. Por ejemplo, puedes hacer una lista de probables soluciones, ver el problema desde diferentes perspectivas o escribir posibles soluciones en una lluvia de ideas.
Cuando consideres que estás listo para actuar, ten presente primero que tu decisión sea el resultado profundo de la razón y no de las emociones. Pregúntate cosas como ¿Mi decisión fue consciente? ¿Cómo planeé mi elección? ¿Cómo vislumbré los resultados finales de esta situación?
3. Reacciona a tus emociones de una manera saludable.
Aprende a reconocer tus actitudes defensivas y a no tomarte de manera personal las opiniones emitidas por los demás. Así te sentirás más en control de tus emociones.
Procura prepararte mentalmente y adelantar estrategias para abordar con éxito, posibles factores que desencadena un sentimiento específico en ti. Por ejemplo, al escuchar una valoración negativa de tu persona, ya debes tener un plan interno que te permitirá decirte a ti mismo: “esta persona siempre se expresa negativamente de los demás, de modo que no voy a tomarlo personal.” De este modo puedes evitar que te domine la ira.
Considera evitar las incitaciones de los demás por medio de una respiración profunda, manteniéndote controlado y evitando caer en la provocación.
Trata de no perder la compostura cuando te sientas enojado, respira todas las veces necesarias, limpia tu mente y relaja tus músculos. Muchas veces funciona mejor no responder cuando alguien solamente te quiere hacer enfadar.
Reacciona de una manera opuesta a lo que harías normalmente frente a un acontecimiento. Este es un ensayo que vale la pena efectuar y ver si los resultados finales son positivos.
Aléjate de las situaciones que te provoquen sentimientos negativos y así vas impedir darle rienda suelta a tus emociones.
4. Aprende a comunicarte de manera asertiva y constructiva.
La buena comunicación es el producto de experiencias basadas en la interacción con los demás y de una reflexión profunda a través del tiempo. Es decir, una óptima comunicación se logra cuando aprendes a entender tus sentimientos porque te conviertes en una persona que sabe lo que siente. Está certeza que tienes del control sobre tu persona, te permite verbalizar un discurso asertivo y constructivo hacia los demás. Aprender a expresar tus sentimientos de manera directa y segura te ayudará a tomar decisiones o incluso saber decir no a situaciones que podrían ser incómodas para ti.
Entabla conversaciones con otros y escucha sus puntos de vista para que puedas desarrollar una mayor perspectiva sobre cosas o situaciones que tal vez no habías pensado o considerado. Un hecho, muy rara vez es percibido de una sola manera. Entonces no está de más preguntar de vez en cuando “¿Qué piensas sobre esto?»
Evita usar palabras con tónica de crítica como “Debería” o “Tendría”, estas palabras pueden ocasionar sentimientos de frustración y enojo.
5. Haz Actividades Físicas Placenteras.
Hacer ejercicio con regularidad calma y libera el estrés. Sobre todo, el ejercicio aeróbico como correr, hacer natación o incluso hacer una caminata vigorosa. Se ha confirmado con estudios científicos que las personas que hacen ejercicio aeróbico vigoroso que activa el sistema cardio / pulmonar, por 20 minutos, tres veces por semana, disfrutan de extensos beneficios. Entre ellos: duermen mejor, producen químicos naturales que les ayudan a sentirse bien estar, reducen el estrés, combaten enfermedades crónicas degenerativas, mantienen un peso más saludable y gozan de más energía a lo largo de todo su día.
Hacer actividades en las cuales te sientas cómodo, reduce considerablemente el estrés por lo que es ideal que te enfoques en las cosas que te gusta hacer. Actividades como dar un paseo y luego admirar con detalles el entorno del sitio, comer tu comida favorita, tomar un baño tibio, escuchar música, o incluso acariciar a una mascota son entre las actividades más efectivas para regular las emociones.
El contacto físico también ayuda mucho a relajarte en los momentos más complicados. Puedes intentar por ejemplo, poner tu mano en el corazón y repetir frases positivas como “Yo soy amor” o también, puedes incluir abrazarte a ti mismo.
Por otro lado, practicar meditación trae ventajas que ayuda a controlar el estado emocional, fortaleciendo la concentración y la paciencia que son pilares fundamentales al momento de enfrentar situaciones de estrés. Solo basta con que busques un lugar cómodo y tranquilo, para empezar a enfocarte en tu respiración, las sensaciones de tu cuerpo y por supuesto, tus pensamientos. Ya verás que es una actividad excelente para crear consciencia de las emociones que irrumpen en ti y aceptarlas por lo que son, para luego dejarlas ir.
Evocar frases cargadas de autoafirmación para ti mismo es una práctica muy útil para lidiar con tus sentimientos. Frases como “Las emociones van y vienen” o “He podido superar esto en el pasado” acondicionan tu cerebro para desarrollar una mentalidad no enjuiciadora y con una actitud más compasiva hacia ti e incluso, hacia los demás.
6. Cultiva la Paz Interior.
Busca las causas emocionales que le dan orígen a tus sentimientos. Ya que profundizar en tu historia personal es una manera de hacerte consciente de cómo reaccionaste y qué emoción sentiste, con respecto a algún evento significativo en el pasado. Al mismo tiempo, es una oportunidad de sanar alguna herida emocional que llevas cargando en tu interior.
Desafía creencias y patrones fundamentados por el miedo, ya que hacer esto te permitirá superar aquellos sentimientos que frenan tus sueños. Naturalmente, el miedo descalifica las cosas positivas que puedan aparecer en tu vida a través de juicios negativos. Al desafiar esta forma de pensar basada en el miedo, te das la oportunidad de abrirte a un mundo propicio de oportunidades.
Escribe a diario. Escribir es una práctica de auto reflexión por la cual estarás desahogando y reconociendo tus emociones. Por lo tanto, anotar en un diario te ayudará comprender cuales son los momentos puntuales en los que surge cierto sentimiento.
Anota al final del día, una o dos cosas por las que estás agradecido, que te sucedieron durante el día. Ya que el agradecimiento aumenta tu tranquilidad y alimenta la esperanza al ayudarte a enfocar tu atención en lo positivo.
Aquí una recomendación a tomar muy en cuenta es que acudas con un profesional de la salud mental si lo crees necesario. Si consideras que ha pasado un tiempo pertinente y no has visto cambio en ti, si ves que persisten los sentimientos negativos y sientes que has hecho de todo, pero no ves el resultado; es momento de buscar ayuda profesional. Existen profesionales dedicados a la labor de asistir psicológicamente en cómo manejar tus emociones. No hay nada de malo en acudir con alguno y dejarte guiar.
Somos seres emocionales, por lo tanto, las emociones siempre serán parte de tu vida. Por eso la meta no es controlar y reprimir completamente las emociones. Mejor esfuérzate todos los días por observar tus emociones, ser más consciente de lo que sientes, y al mismo tiempo aceptarte a ti mismo tal como eres. Evita tratar de controlar todo porque esto sólo te lleva a la frustración, la culpa y el estrés. Basta solo con adoptar una actitud abierta y positiva frente a la vida para percibir los cambios en ella. Navega en tus sentimientos y aprende a canalizarlos, ya sea en el núcleo familiar, en el trabajo, o en cualquier otro ámbito. Aplica hoy los pasos que te hemos dado para que disfrutes de un mayor bienestar en tus relaciones interpersonales y contigo mismo.