Si te es difícil iniciar y mantener conversaciones con los demás, si te incomoda estar rodeado de mucha gente, si te consideras introvertido o sientes timidez al conocer nuevas personas, puede ser un indicio de que necesitas desarrollar tu inteligencia interpersonal. Al mejorar tus habilidades sociales, serás capaz de forjar amistades valiosas, impulsar tu carrera profesional y obtener mayor satisfacción en tu vida.

Pero aún si te consideras muy sociable, si te gusta conversar y hablar todo el tiempo, estas habilidades te ayudarán a prevenir conflictos, mostrar carisma, y hacer que las personas se sientan cómodas al interactuar contigo.

Presta atención a los siguientes 7 ejercicios que te ayudarán a mejorar tus habilidades sociales y tu inteligencia interpersonal.

Las personas que han desarrollado su inteligencia social son capaces de percibir cómo se sienten los demás, saben intuitivamente qué decir en diferentes situaciones, y se muestran seguros de sí mismos al estar frente a un grupo. Se podría pensar que estas personas tienen un carisma innato, pero lo que realmente poseen es inteligencia social. 

Y tú también puedes desarrollar estas habilidades a través de la práctica y la experiencia de interactuar con las personas. Sólo tienes que aprender de los logros y desaciertos que experimentes en tus situaciones sociales diarias.

Si aplicas los siguientes ejercicios, te será más fácil interactuar con los demás, comunicarte de forma efectiva y crear conexiones significativas.

1. Practica la escucha activa.

Escuchar es una de las habilidades sociales más importantes que puedes desarrollar. La atención con la que escuchas puede tener un gran impacto en tu desempeño laboral, escolar, y en la calidad de tus relaciones personales. Además, al convertirte en un mejor oyente, puedes mejorar tu capacidad para influir, persuadir y negociar; mientras evitas conflictos y malentendidos.

La escucha activa significa hacer un esfuerzo consciente para escuchar no sólo las palabras que la otra persona está diciendo sino, más importante aún, el mensaje completo que te está tratando de comunicar.

Los cinco elementos clave de la escucha activa son:

a) Presta atención.

b) Demuestra que estás escuchando.

c) Proporciona retroalimentación.

d) Evita el juicio.

e) Responde apropiadamente.

Para que puedas prestar toda tu atención a la persona que está hablando contigo es necesario que hagas a un lado las distracciones. Guarda tu teléfono móvil, despeja tu mente de pensamientos ajenos a la conversación, y enfócate en el momento presente. Evita interrumpir o preparar una respuesta en tu mente mientras el otro aún no ha terminado de hablar. Y presta atención también a los gestos y comunicación no verbal de la persona.

Para demostrar y hacer sentir al otro que lo estás escuchando, usa tu lenguaje corporal. Sonríe y asiente con la cabeza de vez en cuando. Asegúrate de que tu postura sea abierta y muestre interés, esto es con tus manos y brazos colgando a tus costados. Evita entrelazar tus manos delante de ti o cruzar tus brazos y anima a la otra persona a continuar hablando, haciendo pequeños comentarios verbales como “si…”, “ajá…”.

Proporciona retroalimentación a medida que la conversación avanza. Intenta parafrasear lo que el otro dice para asegurarte de que estás entendiendo correctamente. Usa frases como: “Lo que estoy entendiendo es que…” o “Suena como si estuvieras diciendo que…” También puedes aprovechar los momentos de silencio para hacer preguntas o confirmar a manera de resumen la información que la otra persona te acaba de compartir.

Evita juzgar. A veces nuestros puntos de vista, suposiciones, o creencias pueden distorsionar lo que escuchamos. Como oyente, tu papel es tratar de comprender lo que escuchas haciendo a un lado los prejuicios.

Responde apropiadamente. La escucha activa te permite obtener información y perspectiva, al mismo tiempo que fomentas el respeto y la comprensión. Cuando termines de escuchar, sé sincero, abierto y honesto en tu respuesta. Y expresa tus opiniones de manera respetuosa. 

¿Alguna vez has estado en una conversación en la que te preguntas si la otra persona está escuchando y si vale la pena seguir hablando? Esa es la razón por la que es tan importante la escucha activa.

Escuchar activamente nos permite lograr apertura en diferentes situaciones para poder dar una respuesta apropiada. Estas interacciones positivas evitan discusiones, fortalecen las relaciones interpersonales, y crean un espacio para abordar de forma constructiva cualquier posible conflicto.

A la mayoría de las personas les gusta hablar de sí mismos, lo cual te da la oportunidad de practicar la escucha activa todos los días. Anima a los demás a que te hablen sobre su carrera profesional, sus pasatiempos o sus planes de vida. En un entorno rodeado de distracciones, dedicar un poco de tu tiempo y tu atención es el mejor regalo que le puedes dar a alguien más.

2. Ejercita tu atención y conciencia social.

La conciencia social es la capacidad de comprender e interactuar adecuadamente en las diferentes situaciones de la vida. Esto implica estar atento a tu entorno y a los seres humanos que te rodean.

Las personas que poseen inteligencia social son muy observadoras, suelen ser considerados con las necesidades y sentimientos de los demás, se responsabilizan de sus errores, son humildes acerca de sus fortalezas, reflexionan en lo que van a decir, y son conscientes de cómo sus palabras y acciones afectan a los demás.

Empieza por prestar mucha atención a lo que sucede a tu alrededor. Mantente consciente sobre los mensajes que transmites a través de tu postura, contacto visual y expresiones faciales. Recuerda que la conexión visual y una sonrisa genuina son gestos universales que demuestran apertura y amabilidad; lo que hace que los demás se sientan cómodos.

Es común que la gente distraída y juiciosa permita que su mente vague durante una conversación. Este comportamiento puede ser percibido por otras personas como poco sincero o egocéntrico.

Mejor desarrolla tu capacidad de permanecer atento al momento presente para que logres expresar autenticidad. Estar presente te dará la oportunidad de enfocarte completamente en las experiencias, conversaciones e interacciones que estás teniendo en ese preciso momento. La gente con la que te relacionas podrá percibir que estás comprometido y percibirá esto como una señal de autenticidad.

Tener este nivel de conciencia, presencia y comprensión, te permitirá generar empatía y saber responder apropiadamente y de manera natural ante cualquier situación social en la que te encuentres.

Un error común que comete la gente que no es muy consciente, es olvidar los nombres de otras personas. Puede parecer algo insignificante, y muchos pueden justificarse diciendo que son muy distraídos. Pero al olvidar su nombre, lo que la otra persona en realidad percibe es que no tienes ningún interés en ella. Recordar el nombre de una persona es una buena manera de demostrar que es importante para ti, lo que te permite generar carisma. 

Una manera sencilla de mejorar tu habilidad para recordar nombres es repetir el nombre de la persona varias veces durante la conversación, desde el momento en que él o ella se presenta. Puedes decir algo como: “Mucho gusto en conocerte, Jorge”, y después: “¿A qué te dedicas, Jorge?”

3. Se auténtico, amigable y sonriente.

Una persona que es auténtica expresa lo que piensa, y muestra cómo se siente ante los demás, de manera genuina. Sé tú mismo todo el tiempo en vez de mostrar una cara diferente ante personas o situaciones distintas. La autenticidad personal es la expresión diaria de tus creencias, valores y convicciones. Para ser auténtico, necesitas aceptarte a ti mismo por lo que eres, y tratarte a ti mismo, y a los demás con respeto.

Cuando interactúes con alguien, trata de entender los sentimientos de la otra persona y apreciar su punto de vista. Muchas veces la gente no dice cómo se siente. Ellos te dirán que se sienten bien, incluso cuando en el fondo no lo están. Sin embargo, el hecho de que no digan lo que sienten no significa que no den ninguna pista.

Por lo general las expresiones faciales y el lenguaje no verbal nos permite saber cómo se siente una persona. El lenguaje corporal, te dirá de qué humor están y cómo debes interactuar con ellos. A menudo asociamos el carisma con habilidades específicas, como contar buenas historias o hacer reír a la gente, pero una gran parte del carisma es simplemente saber qué tipo de cosas decir (o no decir) a la persona adecuada, en el momento adecuado.

Mucha gente considera que para ser más carismáticos, necesitan utilizar humor en cada conversación. Pero esta táctica puede ser un arma de doble filo. Hacer bromas de mal gusto, o en el momento equivocado, te puede hacer parecer muy desesperado por recibir aceptación. Por lo tanto, si tienes dudas sobre que tan buena es la broma, o de si será un buen momento o no, mejor no la digas.

Una manera sencilla para ser más carismático con los que te rodean, es tener una postura adecuada. Siéntate derecho y mantén tu cabeza lo más alto posible. Lo creas o no, tener una postura correcta en realidad te hace sentir más seguro, lo cual te hace estar más dispuesto a entablar una conversación. Y cuando estás más dispuesto a entablar una conversación, las personas te percibirán más carismático y auténtico.

Otro aspecto que debes de tomar en cuenta si tú quieres ser más carismático, es aprender bajo que situaciones y con qué personas es apropiado el contacto físico; y sobre todo, que seas muy consciente de cuándo no lo es. Por ejemplo, si un amigo está muy triste o muy molesto, poner una mano en su hombro, bajo las condiciones correctas, es apropiado. A veces el contacto físico es aún más apropiado que las meras palabras. Pero debes ser muy cuidadoso y reconocer bien las señales no verbales. El contacto físico, en especial con personas sensibles, puede ser un tema muy delicado.

Como has podido ver, tener carisma no se trata de ti, sino de cómo hagas sentir a la otra persona, a través de una actitud auténtica y amigable.

La mayoría de las veces, la gente no busca un consejo,  simplemente quiere hablar con alguien que realmente escuche sus problemas para desahogarse.

A la gente le encanta hablar de lo que les interesa y las personas carismáticas lo saben. Por eso, una persona carismática pasará el menor tiempo posible hablando de sí misma. Ellos suelen hacer las preguntas correctas para mantener la conversación enfocada en el otro. Y tú también puedes mejorar tus habilidades para conversar aplicando lo que vamos a ver en el siguiente punto.

4. Mejora tus habilidades de conversación e interacción.

Si te sientes incómodo en eventos sociales o te cuesta entablar conversaciones porque eres tímido, esto puede impactar tu vida social y tu carrera.

El primer aspecto que necesitas para mejorar tus habilidades de conversación es reconocer el momento y el lugar adecuados para platicar. Tratar de iniciar una conversación con alguien que está ocupado, distraído o desinteresado, muy probablemente te llevará a tener una mala experiencia.

Una vez que identifiques el momento oportuno encuentra la mejor manera de iniciar una conversación. Puedes empezar diciendo algo que sea general o universalmente cierto, en lugar de dar alguna opinión personal que pueda parecer ofensiva. Puedes hacer comentarios sobre el clima, o tal vez algún evento actual que hayas escuchado en las noticias. También puedes felicitar a alguien por lo que lleva puesto o por la forma en que se ha arreglado el cabello. 

En realidad, no siempre es fácil saber qué decir para iniciar una plática. Lo más recomendable es simplemente relajarte, respirar, y prestar más atención a lo que sucede a tu alrededor. Con un poco de práctica y sentido común, las palabras indicadas vendrán a ti de manera natural. No te presiones demasiado y verás que tus ideas fluyen.

Una buena idea es planificar y practicar lo que vas a decir antes de reunirte con alguna persona para un proceso en especial, para que puedas transmitir tu mensaje con más facilidad y fluidez. La comunicación eficiente no sólo ayuda a los demás a entenderte, sino que también te hace ver como una persona agradable y respetuosa del tiempo de los demás.

Cuando estés ya interactuando con alguien, mantén el contacto visual. Mirar a los ojos a la otra persona es la mejor manera de hacerle saber que estás prestando atención. Aunque a veces el contacto visual se siente incómodo, debes esforzarte por lograrlo. Si te es muy difícil mantener el contacto visual con otra persona, puedes mirar a su entrecejo, lo cual te permitirá lograr una conexión, sin sentir tanta incomodidad.

Al estar conversando, no trates de dominar la conversación, pensando que eres el único que tiene mucho que decir. Aprende a tomar turnos. Sé consciente de la cantidad de información que estás aportando a una conversación en comparación con lo que la otra persona está participando. Si tiendes a encontrarte con conversaciones en las que el 80% de la información es proporcionada por ti, tal vez debes permanecer callado y escuchar más, para que des oportunidad a la otra persona de hablar. Puede parecer muy obvio, pero mucha gente habla demasiado, y lo único que provocan es que los demás eviten tener interacciones con ellos.

Una buena manera para mantener fluyendo una conversación amena e interesante es hacer preguntas. Pero no se trata de que parezca una entrevista o de que la otra persona se sienta cuestionada. Haz preguntas abiertas que no busquen un simple “sí o no” como respuesta, sino que vayan encaminadas a explorar los gustos y el estilo de vida de las personas de manera respetuosa, invitándolos a continuar la conversación. Las preguntas abiertas llevan a la gente a reflexionar sobre sus respuestas y a proporcionar mucha más información, lo cual te permitirá profundizar en algún tema interesante que tengan en común.

Una vez que la persona diga su respuesta, puedes utilizar preguntas de seguimiento, como: “¿Qué te hace decir eso?”, “¿Por qué crees eso?”, o “¿Cuál consideras tú que sea una mejor opción?” Las preguntas de seguimiento le dan a la persona la oportunidad de explicar con más detalle la situación.

Cuando hagas tu pregunta, deja que la persona se tome el tiempo para dar una respuesta completa. Escucha lo que la otra persona está diciendo, y úsalo para redirigir el tema con la siguiente pregunta en el momento en que haya una pausa natural. Evita interrumpir cuando el otro esté hablando, ya que esto hará sentir a la persona que en realidad no tienes un interés genuino en lo que dice. Asiente con la cabeza para demostrar que estás asimilando la idea que la otra persona te está tratando de comunicar, aún cuando no estés cien por ciento de acuerdo con lo que dice.

¿Has notado que hay gente que te hace preguntas, no para escuchar tu respuesta, sino para tener la oportunidad expresar de manera egoísta su opinión sobre el tema?

Mejor usa el poder del silencio. Aprende a sentirte cómodo haciendo una pregunta y luego esperando la respuesta. Pon atención mientras estés escuchando la respuesta y luego espera un poco más antes de interactuar. Muchas veces la otra persona tiene más información por compartir, y continuará profundizando en el tema siempre y cuando le des tiempo. Las pausas son una parte importante de la comunicación no verbal, y pueden ayudarte a tener mejores conversaciones.

Cuando llegue tu turno de hablar puedes aportar ideas e información que sea interesante y relacionada con lo que la otra persona te acaba de compartir, evitando caer en el egocentrismo. Usa un volumen y un tono de voz que sean fáciles de entender, y que transmitan confianza y cortesía. Si mencionas alguna noticia o hecho, asegúrate de haber verificado el dato antes en diferentes fuentes confiables de información.

Evita las discusiones. Alguien con inteligencia social entiende que discutir o probar un punto haciendo que la otra persona se sienta mal no es el camino a seguir. Evita rechazar abiertamente las ideas de otra persona. Escucha con la mente abierta, incluso cuando no estés de acuerdo. Si la plática se empieza a salirse de control, intenta dirigirla hacia un terreno común. Menciona algún punto en el que ambos estén de acuerdo para cerrar el tema de una manera más positiva.

Manténte alejado de los temas delicados, en especial cuando no conozcas muy bien a la otra persona. En general es buena idea evitar hablar sobre asuntos controversiales como deportes, dinero, religión y política. Para salir de situaciones controversiales, demuestra cortesía en vez de cortar abruptamente y alejarte. Menciona de una manera educada que tienes que despedirte, dando la impresión de que has disfrutado de la interacción. Intenta concluir con afirmaciones positivas como: “Tengo que irme, pero espero que nos volvamos a ver pronto.”

En general, cuando ya sea hora de terminar alguna conversación, puedes interrumpir demostrando cortesía, diciendo algo como: “Bueno, ha sido muy agradable platicar contigo, pero ya me tengo que ir. ¿Te parece si continuamos la plática después?”

Esmérate para convertirte en un mejor orador y conversador. Existen organizaciones como Toastmasters, que te pueden ayudar a desarrollar tus habilidades de comunicación. Estos grupos de apoyo ayudan a las personas que se sienten tímidas, incómodas o extremadamente ansiosas en situaciones sociales, y los impulsan a aprender y practicar nuevas habilidades sociales de oratoria y liderazgo.

5. Conoce gente nueva y haz buenos amigos.

A medida que platiques más con otras personas y conozcas gente que te agrade, puedes tratar de profundizar esas amistades. Probablemente tienes compañeros en el trabajo con los que eres amigable, pero no te has tomado el tiempo para conocerlos mejor. Una de las claves para fomentar las amistades en el trabajo es hacer, poco a poco, que la relación sea más personal. Es decir, puedes poco a poco compartir más de ti mismo con la gente con quien te sientes a gusto conversando, lo que a su vez los invita a ellos a compartir más sobre sí mismos.

A demás de tu lugar de trabajo, puedes encontrar otros lugares donde te sientas cómodo para conversar. Las cafeterías, los eventos deportivos y los centros comunitarios pueden ser buenos lugares para entablar una conversación con gente nueva.

Si estás interesado en conocer nuevas personas, la mejor opción es unirte a un grupo social relacionado a una actividad que te interese. Lo más sencillo puede ser apuntarte a clases de baile, idiomas, cocina, música o cualquier otro pasatiempo que te llame la atención. Unirte a un club deportivo, de oratoria o de lectura puede ser una muy buena opción también. También puedes buscar grupos en línea de personas que tienen un interés en común y se reúnen cada semana para conversar o practicar actividades en grupo.

Empieza a ser más sociable poco a poco, a través de los pequeños detalles. Pregunta al mesero cómo va su día, saluda a tu vecino, agradece a la persona que entrega tu correspondencia. Habla con más gente. Tus habilidades sociales mejorarán con la práctica. Cuanto más te comuniques e interactues con los demás, mayor confianza podrás desarrollar.

Trata de no permitir que las interacciones negativas te desanimen. La mejora contínua en cualquier habilidad se logra a través de experiencias positivas y negativas. Si el encuentro fue bueno, toma nota de lo que hiciste bien y trata de repetirlo. Si las cosas no salieron bien, evalúa la situación para determinar qué fue exactamente lo que no funcionó y como lo puedes evitar en el futuro.

6. Enfrenta la ansiedad social.

Todos podemos llegar a experimentar cierto grado de ansiedad al salir de casa y estar rodeados de otras personas. Los síntomas van desde un poco de nervios y emoción al saber que te vas a encontrar con un amigo al que hace tiempo no ves, hasta un miedo excesivo o un trastorno social que necesita un tratamiento especial.

Si quieres conocer gente y hacer nuevos amigos, pero las interacciones sociales te parecen intimidantes, puedes empezar con pequeños pasos. Sólo tienes que tomar la decisión de comportarte de una manera más sociable, aunque en un principio no te apetezca.

Cuando salgas a comprar algo o pidas una bebida, di gracias y sé amable con la persona que te atiende. Y si la situación se presta, podrás iniciar una breve conversación casual con esa persona, lo cual puede ser un gran logro.

Intenta hablar con gente nueva y entablar conversaciones todos los días, incluso cuando te sientas nervioso. Con el tiempo, te será más fácil.

Aprende a reconocer tus detonantes. Diferentes personas con ansiedad social, tienen diferentes situaciones que desatan sus miedos. Al saber qué es lo que te causa reaccionar con ansiedad, tú puedes comenzar a procesar estas experiencias de una manera más positiva. Por ejemplo:

¿Sientes ansiedad cuando entras a un salón de clases? ¿Es lo mismo para la clase de matemáticas que para la de arte? 

¿Ciertas personas, como tu jefe o tus compañeros de trabajo, provocan ansiedad cuando interactúas con ellos? ¿Es una persona en particular o es cualquier persona?

¿Sientes ansiedad en situaciones sociales? ¿Es lo mismo para un restaurante que para un concierto? ¿Es un grupo de amigos íntimos diferente a los extraños?

Estos pequeños detalles pueden darte claves muy específicas sobre cuáles son los momentos críticos con los que más tienes que trabajar. 

Muchas personas que sufren de ansiedad social tienden a evitar sus miedos en lugar de enfrentarse a ellos. Aunque esto puede ayudar a aliviar la ansiedad social a corto plazo, en realidad puede empeorar la ansiedad a largo plazo.

Prepárate para enfrentar tus miedos durante situaciones sociales. Puedes leer artículos interesantes para que tengas algunos temas de discusión que puedes utilizar para interactuar con las personas. Prepara un comentario que no sea controversial, y que puedes utilizar durante una reunión, o ten a la mano un tema de la radio para discutir durante el almuerzo. Si tienes que pararte frente a un grupo grande de personas para dar una presentación o un discurso, prepárate con anticipación para que sientas más confianza en ti mismo.

Utiliza técnicas de relajación práctica. Respiraciones profundas, poses de poder y demás herramientas disponibles. Si tiene tensión en los músculos, aprieta todo el cuerpo durante tres segundos (incluyendo las manos, los pies, la mandíbula y el cuello) y luego suéltalo. Haz esto una o dos veces y siente cómo la tensión sale de tu cuerpo.

Disminuye tu auto-enfoque. Observa a las personas y las diferentes palabras y acciones que utilizan. Concéntrate en escuchar lo que se está diciendo y lo que hay a tu alrededor. Cuando notes que te concentras en tus pensamientos o en lo que la gente pudiera estar pensando de ti, aleja tu atención de ti mismo. Respira profundamente, acepta estos pensamientos por lo que son, sólo eso, pensamientos, déjalos ir y continua disfrutando de la interacción con los demás. Haz preguntas, escucha atentamente y sigue las recomendaciones de los pasos anteriores para enfoques más fácilmente tu atención en las otras personas y no en ti.

Mucha de la ansiedad viene del miedo que tenemos a ser juzgados. Es posible que otras personas no siempre estén de acuerdo contigo o no te respondan, pero esto no refleja la realidad de tu persona o de tus habilidades. Todos experimentamos interacciones sociales en las que no nos llevamos bien con otras personas y momentos en los que nos llevamos muy bien con otras personas diferentes. Es parte de la vida, y no tiene nada que ver con lo simpático que eres. Tú sólo trabaja para lograr una confianza integral, de modo que lo que más importa, es que reconozcas y celebres tus pequeños avances.

Si sospechas que la ansiedad social está interfiriendo con tu vida diaria, a pesar de que ya utilizaste todas las técnicas y consejos que te estamos dando, busca la ayuda de un terapeuta certificado que se especialice en el trastorno de ansiedad social.

7. Aumenta tu confianza social y tus habilidades interpersonales.

Utiliza constantemente la cortesía. La buena educación, como se conoce en México, o la cortesía en general, son una serie de comportamientos que los padres, maestros y demás adultos en la sociedad nos enseñan desde edad temprana. Saludar, decir compermiso, gracias y por favor, son de los comportamientos más comunes y sencillos que te pueden ayudar a aumentar tu confianza social.

El civismo y demás reglas de urbanidad nos guían para comportarnos de manera considerada con otras personas, durante diferentes eventos sociales. Son estas mismas reglas las que nos motivan a comportarnos de manera diferente en un funeral, en comparación con la forma en que lo harías en una fiesta. Claramente, este atributo puede ser aprendido.

Para empezar, puedes hacer un esfuerzo extra para ser educado teniendo mucho cuidado con lo que dices. La regla de oro dice que debes pensar cuidadosamente antes de hablar

Una buen idea es que ofrezcas un cumplido sincero a alguien todos los días. Los cumplidos muestran a los demás que eres amigable y te ayudan también a ti porque en vez de pensar en ti mismo de manera negativa, dar un cumplido te permite enfocarte en algo positivo de la otra persona. Si todos hacemos cumplidos a diario, el cumplido a un completo extraño podría volverse viral, y los extraños de todas partes se sonreirán unos a otros. Imagina un mundo donde todas las personas en el entorno, estuvieran enfocadas en lo positivo, esto sería un cambio muy bueno para todos. Lo cierto es que cada uno de los que caminamos por este planeta tenemos el deseo de ser reconocidos. Y cuando alguien más nota lo positivo en nuestras palabras o acciones, nos sentimos contentos y satisfechos. Cuanto más contribuimos positivamente a la vida de los demás, más contribuimos a nosotros mismos.

La comunicación no verbal adecuada también te ayudará a sentir más comodidad y seguridad al interactuar con las personas. Presta atención a cómo utilizas las expresiones faciales, el tacto y la voz, así como la manera en que expresas tus emociones. Cuando platiques con alguien, mantén una postura firme, natural, abierta y relajada.

Dedica el tiempo necesario para cuidar tu imagen personal antes de salir. Esto no quiere decir que vistas ropa de marca ni que gastes en accesorios caros para estar a la moda. Estamos hablando de que cuando estás bien aseado, peinado, y tu ropa está limpia y planchada, te sentirás más seguro de tu aspecto personal. Esto hará que las personas perciban la aceptación que sientes por ti mismo. Recuerda que vestirte lo mejor posible, no sólo mejora la confianza que tienes en ti mismo, sino que también te hace naturalmente más sociable.

¿Qué experiencias interesantes has tenido al interactuar con otras personas en diferentes eventos sociales?

Como puedes ver, mejorar tus habilidades sociales te dará un gran impulso en tu desarrollo personal, en tus relaciones interpersonales y en tus metas profesionales.

Las habilidades sociales son esenciales para una comunicación efectiva y una sana convivencia en nuestra sociedad.

Sólo recuerda que todo lleva su tiempo. Para desarrollar tus habilidades sociales necesitas llevar a la práctica estos ejercicios en cada oportunidad que tengas de interactuar con otras personas.

Haz un compromiso por empezar a socializar de una manera más consciente y positiva, aplicando hoy mismo estos ejercicios. Así lograrás alcanzar una vida llena de satisfacción y contribuir a que tengamos un mundo mejor.

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